viernes, 4 de diciembre de 2015

Ahogado en una ola de sinceridad espontanea

Ayer fue un día especial. Vino a verme la chica del parque. Mi alma gemela. La última a la que amé, aunque ya la olvidé. Una vez la ví por la calle y la paré. Pensé que ya pasado el tiempo y sin sentimientos de por medio sería bueno recuperarla como persona, aprender a quererla de otra manera, de una manera que no había olvidado. Porque el amor tiene unas connotaciones sentimentales que ya se esfumaron, pero no se puede amar a quien no quieres. No se puede amar sin sentir cariño... y ya no la amo, pero la quiero y sigo sintiendo un cariño infinito por ella. 

Vino una vez con su amiga, y sentí por momentos estar volviendo 6 años atrás en el tiempo. Ella en una relación en la que no es feliz pero en la que se siente atrapada. Yo sintiendo atracción por ella, pero con los pies en la tierra. No quiero que pase nada con alguien que tiene algo con otra persona. Cuando esté yo, quiero ser el único. La ví triste, se lo dije. Harto de mentiras, le dije muchas de mis verdades. Que nunca antes de encontrarme con ella habia sentido que conocía un alma gemela. Que nunca despues de conocerla lo volví a sentir. Que de todas las cosas que me arrepiento de que no pasarán, lo nuestro fue mi gran ocasión perdida... pero que el pasado es pasado. Que vivo por el presente y no veo mas futuro que el próximo paso que voy a dar. Que no le diré nada con segundas intenciones o con intenciones ocultas. Que soy transparente como la luz. Que si quisiera algo con ella, decirle eso es tirar piedras contra mi tejado, y que no me importa, pero que cuando lo digo que si no es feliz con él que lo deje, que lo digo por ella, no por mí. Que la prefiero feliz en brazos de otro que infeliz en los mios. La cosa quedó así.

Poco despues me escribió, me dijo que sentía que no la había olvidado. Que no quería hacerme daño.... y que no me metiera en su vida. Me sonó a respuesta infantil, a que no le dijera las verdades que le dolían y no quería reconocer. Es demasiado orgullosa como para reconoce rlo que siente y demasiado cobarde como para asumirlo. No debería culparme de sus defectos. Me sinceré con ella y le conté mi realidad. Parece que todo se solucionó.

Así pues, ayer volvió a verme. Me habló de lo bien que estaban los demás, de que la vida no le iba como quería. Le puse de ejemplo mi vida. Que igual tenía más motivos para llorar, y que sin embargo sonreía más que ella. Que yo no me rendía. No se si le inspiró fuerza, o confianza, o solo la hizo pensar... pero algo hizo. No me miraba igual y sus silencios me intrigaban. Bromée con que sé que igual me enamoro de ella y acabo sufriendo, que la vida es así y que prefería correr el riesgo, pero que también era posible que ella se enamorara de mí y yo pasara de ella, y que tampoco quería que sufriera, pero que ese era su riesgo y era ella quien debía decidir si tomarlo. Bromée, pero le dije la verdad. Incluso seguí bromeando diciendole que cuando se fuera no pensara mucho en mí... y nada, así se fue. Yo me quede con una sonrisa en la cara y con ganas de celebrar, y salí a divertirme despues. 

Al despertarme tenía un mensaje suyo. Al leerlo pensé que seguía borracho. Me dice que no sabe si es bueno que nos sigamos viendo y que prefiere tomar distancia porque siempre le he gustado, siempre le he atraido y sabe que siempre será así...

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