miércoles, 30 de septiembre de 2015

Soledad

Ayer sentí que hoy sería un día importante, y hoy mi musa ha vuelto. Si la última vez vino con su amiga, hoy traía 3. Me dió rabia porque tendría menos oportunidades de hablar con ella. No podía sentarme en la mesa y colgarme. Bueno, al menos ha venido. Me quedo con eso. Ya sé que no me está esquivando.

Me hubiera gustado darles un abrazo de bienvenida a las dos que conocía, pero no me pareció apropiado por las otras dos. Así que solo las atendí y me quedé en la barra. Intenté colocarme de forma que pudiera verla y me abrí mi primera cerveza del día.

La verdad es que estaba muy bonita hoy. No sé, siempre lo está. Pero hoy había algo más. Y la noté triste. Igual era eso, que la tristeza me parece bella. La conocía de cerca aunque intentaba rehuirla si podía, aunque también sé que en el pasado hay veces que creo que la he buscado. No sé, no soy un tipo muy lógico a veces. Además, yo también me sentía triste. Había escrito unas horas antes sobre la única relación seria que había tenido en mi vida. Lo hice porque necesitaba hacerlo, necesitaba expulsar de una vez lo que llevaba dentro. Necesitaba vomitarlo, aunque fuera 8 años tarde. Sé que en cierto modo siempre la querré, a ella y a todas las que en su día amé. Hoy todas son un poquito de mí. Cada experiencia y sentimiento suma, y también te hace ser en parte como eres.

Hoy además sí sentí que se alegraba de verme. Me sentí incomodo y opté por salir fuera a fumar... y ella vino conmigo. Me encantó. Hablé con ella con naturalidad y la abracé... y fuí abrazado. Ahora sonrío mientras escribo y lo recuerdo. Más tarde vino su amiga, y creo que esta vez fui demasiado duro con ella. Fui grosero. Lo siento por ella, no se porque lo hice. ¿la estaba boikoteando? no creo. Creo que fue solo que me pilló en mal momento, pero sé que no debería haberlo hecho.

Me puse un poco triste porque me había metido donde no me llamaban, así que esta vez, como hacía antes, huí y volví al tajo. Mantuve las formas y las distancias, me disculpe ante su amiga y volví a mi rol de camarero.

Llegó el momento de pagar y me puse un poquito más triste al sentir que se iban. Casí no había podido hablar con ella. Y esta dosis de ella no me saciaba... pero mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que todas se iban menos mi venus. Ahora toda la tristeza era felicidad. No recuerdo regalo alguno que me haya hecho mas ilusión.

Me senté y hablé con ella.  Me dijo que ella también quería quedarse un ratito a solas conmigo. No pude sino sonreir... pero pronto noté su tristeza de nuevo. Me gustaría haberla abrazado, o haberle dicho algo para consolarla, pero con lo que yo hablo, por una vez me quede mudo. No me salía las palabras. Me dijo también que se sintió especial cuando estuvo conmigo, pero que ahora ve que lo hago con todas... Creo que perdí hasta el aliento al escucharlo... ¿con todas? Sentí que no tenía ni puta idea... pensé: si supiera lo que pienso no diría eso. Si supiera lo que siento no diría esto... y entonces caí. En un arrebato le dije que si quería saber de verdad como fué ese día para mí, y al decirme que sí, cargué en mi movil este blog y busqué la primera entrada en la que hablaba de ella. Le dejé mi movil y esperé a que lo leyera. Yo solo la observaba... Estaba tan guapa. Parecía tan tranquila... pero cada vez que cambiaba de gesto se me paraba el pulso. Si sonreía, me relajaba. Si se ponía seria, me dolía todo por dentro. Me sentí completamente desnudo. Al terminar no parecía que quisiera huir, pero hubiera matado por saber que pensaba. Hubiera matado por saber que sentía, pero no lo dijo. Se dió cuenta de la hora y me dijo que se tenía que ir. Insistí en que se quedara, sin éxito.

Y sin más, se fue. No se si la he espantado o realmente se tenía que ir, pero se fué. Y yo me quede desnudo... y solo. Nunca me he sentido más solo

La última noche

Hace ya unos años viví una relación complicada. No es que la chica fuera complicada, el complicado era yo y contaminé la relación. Me he complicado siempre por vergüenza y por miedo. Siempre fuí un cobarde, y más aún, un soberbio. No me atrevía a reconocerlo.

La conocí en la playa cuando el verano tocaba a su fin, aunque ese fin supuso un principio. Eramos jovenes y teníamos todo el tiempo del mundo. Nos veíamos todo los días. Era tan guapa que me sorprendía que quisiera pasar el tiempo conmigo ya que podría haber elegido a cualquiera, pero me eligió a mí. Me lo pasaba bien descubriendola. Tenía unos bellisimos ojos azules. Creo que fué lo que me hizo perder la cabeza por ella.

Era sensible, aunque pretendía ocultarlo. Conforme pasaban los días, sentía que eran meses lo que pasaban. Celebramos nuestro "primer aniversario" a los 12 días. Recuerdo que le regalé un peluche. Pensé que esos momentos serían eternos, como nuestra relación. Pero no fue así.

Ella se llevó mi virginidad, ella se llevó mi corazón y mientras yo me enamoraba más y más, me dí cuenta de que no eramos compatibles. Disfrutaba hasta cada discusión, cuando se enfadaba y me abroncaba. Aún así la quería. Igual la quería más si cabe cuando debería replicarle, pero no podía.

Siempre he tenido la cabeza fría. Siempre he pensado no decir las cosas en caliente, y cuando ya estaban frías no veía sentido hablarlo. ¿para que sacar trapos sucios? Igual de eso intentaba convencerme. Igual eso fue matando la relación. Ella no toleraba bien las criticas y yo siempre que peleabamos le daba la razón y agachaba la cabeza como perro obediente. Así era feliz.

Pasaron tres meses reales y me dí cuenta de algo: debía para aquello. Iba a ser destructivo. No llegaba a ninguna parte y cuanto más tiempo pasara, más nos querríamos y más daño nos haría el adios. Pero fuí cobarde. La quería demasiado como para dejarla, así que me dejé llevar. Mis silencios fueron viciando la relación y poco a poco la fuí perdiendo. Ella cada vez se sentía más lejana. Quería que le dijera que estaba siendo irracional cuando lo era, que me enfara cuando debía hacerlo y que le gritara cuando se lo mereciera, pero yo solo callaba y la amaba en silencio. Nunca tuve valor para plantarle cara, me daba miedo perderla, y quizás fue por ello por lo que la perdí.

Fue en un viaje, el único que hicimos juntos. Recuerdo que llegamos al destino antes del alba y que nuestro apartahotel estaba cerrado. Desayunamos juntos. Luego volvímos a nuestro hospedaje y pudimos pasar. Nada más entrar la acaricié y le besé el cuello, pero ella me apartó. No insistí, como tantas otras veces. Quería hacerle el amor, pero no tenía ganas de insistir. Ella era todo amor y mala hostía, como un gato. Al poco se echó a llorar. Me dijo que ella quería que la hubiera cogido con fuerza y le hubiera hecho el amor de forma violenta. Que no tenía sangre. Que la respetaba demasiado. Se puso a llorar. Me dijo que no sería fácil para ella porque ya llevabamos dos años juntos y me quería, pero que no era feliz. Que lo nuestro no funcionaba...

Por una vez le contesté en vez de callarme. Me partió el alma verla llorar. No hay nada más triste que el llanto de un niño o de una mujer. Saqué la fortaleza que nunca tuve y me mantuve sereno. Le dije que yo le tenía mucho aprecio. Que respetaba su decisión aunque no la compartía. Que yo tenía ganas de seguir luchando, pero que la iba a dejar en paz si eso era lo que ella quería.

También le dije que si era capaz de verme como amigo, que nos quedaramos y pasaramos el fin de semana, juntos o separados, y que disfrutaramos el viaje. Que sería un bonito punto y final. Que si quería volverse nos volvíamos ya mismos, pero que fueramos practicos... ¿que teníamos que perder?

Por una vez la convencí y accedió a quedarse. Fuimos juntos a la playa, vimos la ciudad, compramos regalos y por la noche salimos a tomar algo. Al volver, yo saqué la botella de ron que me había traido y me quede en la terraza mirando al mar. Siempre me ha tranquilizado mirar al mar. Pensar que aunque no se vea más allá, hay tierra al otro lado. Solo soy consciente de que el mundo gira cuando me quedo parado frente al mar. Me bebí la botella entera y me fumé todo lo que llevaba. Pensé en toda nuestra relación, en esos defectos suyos que tanto amaba. Pensé en lo poco romántica que era pero en lo que se emociaba al ver una pelicula sensimoñas. Recuerdé el poema que le escribí y la cara de asco que puso cuando se lo leí, o aquella vez que me presente con un ramo de rosas en su casa pero no estaba. Su madre casí llora de alegría al verme y me dijo que me escondiera. Puso las flores en su habitación y hasta encendió unas velas. Al llegar y verlas, lo unico que dijo fue: ¿Quien se ha muerto?

Mi dignidad, eso fue lo que se murió. Y toda la ilusión que puse en querer darle una sorpresa. No volví a intentarlo. Como tampoco volví a intentar escribrirle un poema. Intenté ser más esa persona que ella necesitaba, pero solo fingía ser quien no soy, cada vez más debilmente al ir perdiendo poco a poco las fuerzas.

Borracho me fuí a la cama, y esta vez ni intenté tener sexo con ella. La observé. Estaba tan bella. Parecía tan inocente y tan indefensa. Me dí cuenta de cuanto la quería, de cuanto la echaría de menos y de cuanto me dolería su marcha, pero estaba ya borracho y drogado, así que cerré los ojos y me dormí.

El día siguiente paso muy parecido. Visitamos más lugares, comimos algo por ahí, nos bañamos y cuando ella lloraba, yo intentaba consolarla. Me tocaba a mí ser el fuerte. Sentía que era yo el que la había dejado ya que era ella quien lloraba. Mis lágrimas las llevaba por dentro. Tuve en esos momentos la entereza y la dignidad que no tuve en toda la relación. Al caer la noche me hubiera bebido otra botella pero no me quedaba alcohol, ni tampoco nada que pudiera colocarme al fumarlo. La noche iba a ser más dura que la anterior. Me volví a sentar pensativo en la terraza. Ella se acostó. Yo también, pero no quería dormir. Pensaba en que no volvería a compartir un colchón con ella. Pensaba en que quizas no volvería a mirarle a los ojos y decirle que la amaba. Pensaba que ahora sí, todo mi mundo se moría, y yo sentía ganas de morir con él.

Espere a que se durmiera. Luego la observé. Entonces si lloré, en silencio. Iba a ser la última vez que la veía dormir. Nunca olvidaré ese momento. Me salí fuera y lloré toda la noche. No quería despertarla. Lloré hasta que me quede seco y el sol salió a secar mis lagrimas. Me acosté antes de que se desperará. No quería que me viera así. No quería que llorara al verme llorar. Y así murió mi última noche con ella.

martes, 29 de septiembre de 2015

Espera

No me gusta esperar. Creo que esperar desespera. Y menos me gusta esperar sin saber que espero o simplemente esperar en vano. La verdad es que tengo ganas de ver a mi musa y poder hablar con ella, pero no me conformo con estas dosis suyas a cuentagotas que no me terminan de saciar. No solo de pan vive el hombre, y yo necesito mi alimento.

Creo que he cambiado más en los ultimos 10 dias que en los ultimos 5 años. O más que cambiar, evolucionar. Por un lado me he dado cuenta de que yo también me merezco que me pasen cosas buenas. He dejado atrás la negatividad y tengo ganas de sentir. Ya no soy preso de mis inseguridades.  Ya no soy un cobarde. No es que no tenga miedos. Sigo teniendo los mismos, pero ahora los afronto. Tengo el valor y las ganas suficientes para hacerlo, y me siento bien por ello.

Por otro lado, no se si por experiencia o porque, he notado que soy muy consciente de las cosas. Antes no me enteraba de nada, ahora siento de que me entero de todo lo que sucede a mi alrededor. Siento también que para que te pasen cosas buenas, una parte depende en gran parte de tí.

Me siento preparado y con ganas de volver a compartir un sentimiento. No estoy enamorado de nadie, pero es cierto que hay algunas personas a los que veo un "noseque" especial. Ahora siento que sé leer entre lineas y que además, sé leer miradas. Y me fijo mucho en ellas.

Suelo hacer turno de noche en el bar porque es cuando más hablan las miradas. No suelo encontrar gran cosa, pero alguna sí. No estoy comprometido con nadie, así que puedo jugar todo lo que quiera. Eso sí, mi unica norma es no herir a nadie. Si consigo algo físico con alguien debo sentir que solo busca algo físico, si hay algo más, lo pararé. Y cuando busque algo más, también debo sentir que la otra persona busca algo más. Busco siempre una relación de igualdad porque sino habrán problemas.

La verdad, me siento como pez fuera del agua. No sé si nunca he sido así o simplemente era así y no me daba cuenta. Aunque no me guste esperar, esperaré. Estoy expectante de ver que alegrías me tiene reservada la semana. Ya muere el martes. Mañana veré que pasa. Espero que sea un gran día.

sábado, 26 de septiembre de 2015

una noche especial

La volví a ver hace dos días. La pequeña gran chica vino a verme. Me resultó algo confuso. Justo cuando ya empezaba a creer que no la volvería a ver, volvió. Sentí gran alegría solo al verla. Vino acompañada de su amiga, la misma con la que vino la primera vez la ví y la misma a la que ví besar. El asunto cuanto menos se ponía interesante. Abrí la primera cerveza del día. No suelo beber en el trabajo, pero bebí la noche que la besé. Y nada más verla sentí la necesidad de volver a beber. Esperaba que el alcohol despejara mis ideas, o que me diera valentía, o simplemente era por hacer algo. No sé.

Me dispuse a acercarme y les dí dos besos a cada una. Sentí una acogida más cálida por parte de su amiga que por parte de la chica que me interesaba. No le dí importancia. Estaba contento porque la había vuelto a ver y porque sentía que algo podría hablar con ella. Hay que saber apreciar las cosas buenas cuando las tienes y no cuando las pierdes, y cada conversación con ella era una lección para mí.

Estuve un rato sin saber que hacer. Quería acercarme y sentarme con ellas, ¿pero eso no sería colgarme? Además, estaban hablando de sus cosas. Simplemente me limité a esperar que se les acabara la cerveza para que me pidieran más, o que tuviera una simple escusa para hablarles.

La escusa no llegaba y yo me empezaba a desesperar. El tiempo pasaba más despacio. Ellas se habian sentado de tal manera que no podía mirarlas a la cara desde la barra. Igual fue casualidad pero yo sentía que era calculado. ¿estaba intentanto evitarme? No debo tener pensamientos negativos en mi cabeza. ¡Piensa en lo que tienes! ¡Piensa en lo que tienes! Y entonces me dí cuenta. Igual no podría mirarle los ojos, pero podía observarla de verdad, y no en mi imaginación. Era real que estaba aquí y que podía verla, y que escucharía más su voz aunque solo fuera para despedirse. Eso me infundió paz y me hizo sonreir.

Apareció entonces una vecina. Era la madre de la sirena, y venía con su nieta. Recordé entonces que la mujer sirena me dijo que vendría a verme ese día. Tenía ganas de verla pero no ese momento. Quería hablar con ella, pero queria poder dedicarle mis pensamientos y mi atención cuando eso pasará y estando mi sacerdotisa en el bar solo podría pensar en ella. De todos modos era tarde, así que dudaba que ya viniera. Bueno, pasará lo que pasará ya lo afrontaría. No tiene sentido preocuparte por cosas que igual no pasan, porque si no pasan, es sufrimiento en vano.

Abuela y nieta me invitaron a sentarme con ellas, y casualmente, estaba a solo un metro de ella. Podía sentirla y podía oir como hablaba con su amiga, aunque no las escuchaba. Me centre en mis anfitrionas. La niña se puso a jugar y llamó la atención de la clientela, pero a ella le llamaron la atención mis vecinas de mesa. ¡Que bien me caía esa niña! La madre se sinceró conmigo. Me dió las gracias. Decía que desde que su hija habló conmigo sentía que era más feliz. Me abrumó profundamente. Yo solo había hablado con ella 20 minutos. Le fui sincero y le ofrecí mi amistad. Le dije que la ayudaría... pero nada más. No sé, sea como fuere, me alegraba por las dos. Sabía que habían sufrido mucho. Sentí que la madre no podía aun confiar en su hija, y por lo que sabía de su hija, eso le afectaba y además, ya volvía a ser una persona en la que confiar. Había dejado atras la sustancia que le hundió la vida y había vuelto a nacer. Le dije a la madre que simplemente intentara volver a confiar en ella. Que ya se lo merecía y que además lo necesitaba. Que si confiaba en mí, me hicera caso. Me dió las gracias con un beso, se despidió y se fué. 

Volví a la barra y volví a abservar a mi musa. Sentí que algo había cambiado. Ahora, de cuando en cuando, me miraba. Creí, como confirmé más tarde, que me había escuchado. Cotilla. Sonreí por dentro porque sé cuanto se podría malinterpretar lo que había hablado, lo que podrían haber escucgado... Me arme de valor, igual del que me dió la cerveza (ya llevaba un litro) y me acerqué a ellas. Les pedí permiso para sentarme y me lo concedieron. 

Hablabamos durante varias horas. Tengo aquí los recuerdos muy muy confusos, pero tengo también otros muy claros. Me sentía drogado y no era por el alcohol. Recuerdo que vinieron mis amigos pero que no les hice caso. Prefería estar donde estaba. Recuerdo que cada vez que me levantaba para ir al aseo o atender mis quehaceres, aprovechaban para besarse. Me sentía incomodo al volver y varias veces les dije que, con confianza, si querían que me fuera y les diera intimidad, que lo dijeran... pero siempre me decían que no. Que ya tendrían intimidad cuando se fueran. Una vez de hecho ni volví, y ellas me invitaron. Se lo agradezco de corazón, me lo estaba pasando bien.

Sé también que aproveché para conocer a la otra. No es que sea masoca. No quiero a mi musa. Me gustaría quererla y sería muy facil para mí enamorarme, pero solo quiero eso si ella también sintiera algo por mí. Igual debería ver a la otra como una enemiga, o al menos como una rival, pero mi lógica no es lógica. No soy como los demas. Pensé que si no puedo ser yo quien la besa, que necesitaba sentir que quien la besará la iba a cuidar y la iba a valorar tanto como yo... y me quedé tranquilo al descubrir que sí. Se quedaba en buenas manos y en buenos labios. 

Entendí lo que vió en ella. Era una chica muy guapa, muy noble. No tenía un ápice de maldad. Era soñadora, ilusa y feliz. Además, compartían mucho más de lo que yo podría: eran del mismo pueblo, estudiaban en la misma ciudad, tenían muchos recuerdos juntos y compartían intereses y aficiones. Era, como ellas mismas decían, un amor de persona. Fui sincero con ella y quise ser bueno. Alabé lo que ví en ella y le dije muchas cosas buenas y ninguna mentira. Ella además la tenía endiosada. La ponía en un altar. Yo no puedo juzgarla. Yo mismo he dicho que es mi musa, mi sacerdotisa, mi religión y mi diosa, pero yo se que es muy real. En ella sí veía un misticismo distante, como si sintiese que es una utopía. La podría tener a su lado pero la sentía inalcanzable. Me resultó muy curioso.

Intenté también hablar sobre su amiga, sobre mi amiga... pero estaba bastante cerrada. Creo que se sintió incomoda porque le prestará atención a su acompañante. Cuando le decía algo, creo que sentía que era un cumplido. Que alaba a la chica que me robaba los besos y que a ella simplemente le decia cosas por decirlas, por quedar bien. ¡Como si estuviera celosa! Que estupidez... Se que me conoces, pero si supieras lo que pienso y siento verías lo absurdo que es. Soy yo quien quiere besarte y ve como besas a otra, y no al reves... Llegó a exclamar incluso "¿porque no me voy y os casais?"

Quisiera haberle respondido entonces, pero la otra no se lo merecía. Empatizaba mucho con ella. Era algo abvio pues a los dos nos dejaba anonadados y absortos la misma persona. Si no, le hubiera contestado... le habría dicho que su amiga tiene todo lo que le puedo pedir a una mujer. Que era guapa, lista, alegre, buena persona... pero que le faltaba lo más importante. Que no había chispa. Que no me atraía. Que le tenía mucho cariño... pero ya. Me dolió esa pregunta, la verdad. Es una locura, pero si "mi" chica me dijera de casarme aquí y ahora, aceptaría. Nunca he estado tan seguro de nada como de esto: si ambos nos comprometieramos seríamos invencibles y si construyeramos juntos un sentimiento sería indestructible. Sé que es una locura, que es absurdo y no tiene sentido... ¿pero y qué? Sería una locura muy bonita. 

Cuando se fueron reflexioné. Sabía que a mi venus había algo que le dolía mucho. Sentí como una relación anterior la había destrozado por dentro y que aun sufría hemorragia interna. Me dolió mucho. Me duele porque aunque no la conozca ya me importa. Se que tiene un corazón roto y una mente libre. Y menos mal que es así. Si fuera al reves, sería una necia. La estupidez no se puede curar, pero un corazón roto sí. Es dificil, duele, y debes querer curarte. Primero quema, después va cicatrizando, y una vez curado, aunque pase mucho tiempo, siempre podrás sentir la cicatriz al acariciarlo con los dedos. Es algo que será parte de tí el resto de tu vida. 

También reflexioné sobre su relación. Había envidiado a la chica que besaba. Ella la amaba locamente, pero creo que el sentimiento no era recíproco. Sentí que mi ninfa se sentía muy a gusto a su lado, que la hacía sentir bien. Que era buena persona y que compartía mucho con ella, pero que aunque quisiera, no sentía. No se sí le contó algo sobre nuestro encuentro, pero me daba a mí que no. Creo que seguía con ella aun sabiendo que su amiga creía que tenían una relación y que ella insistia en que no en parte porque no le quería hacer daño. Sabía que no era justo, pero el amor no es justo. Sentí lastima entonces por la persona que antes había envidiado.

Sentí tambien que mi hada se sentía destructiva, que había dañado a todas las personas que quería y que la querían. No puedo entender por mucho que lo imagine como debe ser ver caer a quien quieres en la droga. Ni tampoco puedo entender por mucho que lo imagine como debe sentirse esa persona al salir y ver el daño que ha hecho y que se hecho. Debe ser mucho más duro de lo que me imagino, por muy duro que me lo imagine. Si a eso le sumas que te ha traicionado la persona que más has querido y con quien más sincero has sido, yo creo que no tenía ganas ni de vivir... Pero ella sí, y la admiro tremendamente por ello. Es lógico que tenga sus momentos de dolor, de duda, de no ser ella misma... pero es fuerte y se mantiene firme. Creo que en parte su compromiso con las causas justas y sociales vienen de ahí, de intentar reparar el daño que hizo sin querer. Aunque creo que es solo en parte, que ella siempre ha sentido la necesidad de dar sin esperar recibir nada a cambio, aunque esto igual haya potenciado esa manera tan especial suya que tiene de ser.

Creo que los cambios de su vida le van a venir muy bien. Le va a venir bien salir de su pueblo, conocer gente nueva en la universidad. Volver a ser una desconocida para mucha gente e ir poco a poco sintiendo como descubren la persona entrañable que es. Solo hará falta que la conozcan un poco. Creo que la va a ayudar a cerrar etapas pasadas e ir sintiendose la chica que es de verdad. 

Igual todo esto son imaginaciones mias, igual me gustaría que así fuera para sentir que tengo una oportunidad porque soy algo nuevo y porque siento que su corazón solo esta ocupado por alguien a quien desea expulsar. Incluso igual no hay nadie, solo un gran dolor o un gran vacío que le da miedo llenar... pero si estoy en lo cierto, espero poder ayudarla a ser feliz. Me conformo con ello. Le debo mucho. Me encantaría que fuera feliz conmigo, pero me interesa más que simplemente sea feliz.

Mi dulce niña, aprende de nuevo a ser feliz :)

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Sirena

Tiene mirada triste y la sonrisa deprimida, con una extraña belleza que me produce a la vez felicidad y tristeza. Felicidad por la ganas que tiene vivir, de arreglarse el cuerpo y el alma y seguir y seguir luchando. Tristeza porque las cosas bonitas no deberían ser tristes, aunque igual en este caso eso potenciaba su belleza.

Parece que nunca tuvo suerte en la vida. Es una de esas personas con ganas de compartir, con ganas de no perder nunca la inocencia pase lo que pase. Una de esas personas que sabe que llorar a veces también es bueno. Es humano, y de vez en cuando, es sano desahogarse. Una de esas personas que siempre intentan sonreir, como si así intentara que también su alma sonriera.

Me dijo que no tenía amigos. Que los chicos solían verla solo por su físico. Es obvio que su físico es bello, pero no es lo más interesante de ella. Sólo buscaba una amistad. Solo buscaba alguien con quien poder conectar de alguna manera, pero sin ningun tipo de matiz sexual. Sentí que quería ser abrazada y que quería sentirse abrazada, y la verdad es que a mí también me apetecio abrazarla.

Mientras escribía sobre ella volvió a aparecer. Había pensando en lo que le dije de su mirada y me preguntó si ya no la tenía triste. Siempre la tiene triste. A veces perdida y a veces no, pero siempre triste, hermosamente triste.

Ella era dos personas atrapadas en un cuerpo, como una sirena. Se siente bajo el peso del agua, pero quiere salir y descubrir el mundo. Quiere vivir la infancia que no tuvo, igual por eso es inocente. Es ilusa hasta la necedad. Por lo que ha vivido, no debería volver a confiar en nadie, pero sentía que confiaba en mí y que quería poder seguir confiando en la gente.

Hermosamente triste y tristemente hermosa. Así es ella. El único defecto que fuí capaz de verle fue precisamente su belleza. Ella decía que no, pero sé que se sentía bella. Se notaba por su forma de vestir. Estaba orgullosa de su físico, ¿y quien podría culparla? Pero muchos solo veran eso en ella, una extranjera bella y necesitada. ¿cuantos cuentos de princesas de barrio empiezan asi? Y todos sabemos como pueden acabar.

Creo que tiene la fuerza, las ganas y la voluntad como para reencontrarse, aunque también creo que sigue tremendamente perdida. No por propositos, sino porque no sabe bien quien es ni que debe buscar. Nunca podrá encontrarse mientras no sepa quien es. Espero que pronto comprenda quien es y pueda hallar esa ansiada felicidad que tanto ansía. Brindo por ello.

Mentiras

Soy un tipo sincero. Creo que soy bastante más sincero que la mayoría de los que me rodean. Hay quien confunde ser sincero con ser grosero. Gente que te dice que has engordado o que esa ropa te queda fatal sin que le preguntes y que encima se llenan de ego al afirmar "Yo es que soy muy sincero", y te lo dicen además mirandote por encima del hombro, como si pensaran que son mejor que tu por ello... No, perdona. A tí no te ha preguntado nadie. Tu lo que eres es un grosero.

Creo que soy bastante sincero, pero sin ser grosero. Si me preguntas si tal conjunto te queda bien, te voy a decir la verdad. Sí te duele, no haber preguntado. Si me preguntas que opino de tu pareja, te dire lo que realmente opino, no lo que quieres oir. Pero no voy a ir a decirte nada si tu no me lo preguntas antes porque hay cosas que no me incumben o en las que creo que no me debo meter.

Pese a todo, soy un mentiroso. Todos decimos mentiras alguna vez. Todos hemos mentido a todas las personas que conocemos en alguna ocasión. Y tenemos muchos tipos de mentiras, o muchas escusas. Mentiras piadosas, porque la verdad duele. Mentiras egoistas, porque queremos algo a cambio. Mentiras cobardes, porque no nos atrevemos a decir la verdad. Mentiras por vergüenza. Mentiras, mentiras y más mentiras. Estoy harto de ellas.

Quiero por una vez tener una relación humana basada en una honestidad y una sinceridad brutales. Sinceridad que rompa cuando sale del alma. Sinceridad que te atropelle. Sinceridad que te empequeñezca y te deje absorto. Y no hablo solo de no mentir, sino de decir toda la verdad. Estoy harto de tener que mentir en mis relaciones con los demás, incluso de tener que fingir lo que no soy. No, no quiero mas de eso. No puedo ahora romper con todo y empezar a soltar todas las verdades que me he callado y confesar todas las mentiras que he dicho. Seria insolente por mi parte, y por otro lado, seria injusto. Yo quiero esta sinceridad tremendamente brutal pero igual los demas no. 

Necesito al alguien que quiera hacer este experimento conmigo. Debe ser alguien poco conocido pero que me inspire confianza. Poco conocido, porque así habria pocas verdades ocultas que levantar como ampollas. Que me inspire confianza, porque sin confianza no hay nada que se pueda hacer. No tendria sentido.

Quiero hacer este experimento basado en el respeto. Que cuando uno de los dos quiera parar, paremos. Y no que hayan juicios ni prejuicios. Que las criticas que se hagan sean constructivas. Simplemente que digamos lo que pensamos. Que hablen nuestros corazones y nuestras almas, y no nuestra cabeza. No quiero algo lógico sino algo visceral. Igual sale bien, igual sale mal. No lo se. Se que dolerá en ocasiones, pero creo que será sano. Es mas sano una verdad que duele que una mentira que se oculta. Y cuando duela y quiera llorar, lloraré. Y cuando sea divertido y quiera reir, reiré. Quiero reir y quiero llorar. Y quiero hacerlo cuando me apetezca. Hace falta de todo en la vida. Pero sobretodo quiero hacerlo libre, sin tener que ocultarme de nadie. Por eso quiero esta desgarradora relación sincera. Y digo relación, sin adjetivos. Puedo decir relación humana como mucho. Si nos acabamos odiando, bienvenido sea. Si acabamos siendo amigos, de puta madre. Y si nos acabamos enamorando, pues amémonos. Como si lo hacemos todo, y como si además lo hacemos todo a la vez. Ya veremos que pasa, pero de momento solo siento que necesito ser brutalmente sincero con alguien.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Etiquetas

Soñadora
Luchadora
Fuerte
Constante
Firme
Persistente
Inconformista
Empática
Libre
...

Son solo palabras. Son solo etíquetas. A todos nos las ponen. Todas las ponemos. No me gustan las etíquetas, pero puestos a utilizarlas, prefiero pensar en posítivo. Una persona puede parecer muy distinta segun las etiquetas que uses.

Libre

Comunista
Feminista
Anticapitalista
Antiimperialista
Activista
Animalista
Artista
Vegana
Punky
Ex-toxicómana

Algunos pueden quedarse con eso, pero son solo etiquetas. Podrían calificar de tóxica a una persona así... Pero yo no soy algunos. Debo reconocer que me impactan el peso de las etiquetas. Es tan distinta a mí... pero quedarse con eso sería trivializar. Quedarse con eso sería realizar un juicio rápido, basado en prejuicios, y yo ni quiero ni soy quien para juzgar.

Ella es fuerza y es voluntad. Ella es fé. Ella es esperanza. Esperanza en cambiar el mundo. Esperanza en no dejarse cambiar nunca, caigan los golpes que caigan. Esperanza en que algun día los sueños se cumplan y las utopías sean realizables. Ella es así, pero sobretodo, ella es LIBRE. Eternamente libre, y esclava de su propia libertad. Aprendamos de ella. 

 Salud y libertad, hermanos.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Todas. Una.

No siento nada por nadie. No es que sea un ser despreciable incapaz de empatizar. No. No siento nada especial por nadie. No hay un alguien de quien pueda decir que es dueña de mis sentimientos. A eso me refiero. Pero a la vez que no hay nadie, hay muchas.

Nunca dejaré de querer a todas las personas que un día amé, a las que no me dejaron amar o a las que sólo soñé con amar. Hay grados, por supuesto. Con unas hay mas vivencias, con otras menos. Pero de todas me queda algo. Y siempre me quedara.

Todas son pasado. Todas son una. Con sus diferencias, todas son la feminidad. Y todas son pasado. No existen. Me hace pensar en lo efímero de la vida. Todo pasa, y pasa rapido. Pero aunque el tiempo sea efimero, hay momentos que son eternos. Aunque no os vuelva a ver, siempre estaré con vosotras.

Siempre estaré en aquel banco compartiendo un caramelo con palo con la chica del parque, siempre estaré en aquella barra bebiendo tequila y mirado a los ojos a aquella valenciana que le gustaba Neruda tanto como a mi. Siempre estaré dando la misma rosa roja en el portal de su casa a aquella que no se atrevió a amarme a tiempo. Siempre me acompañará el olor a vainilla de aquella que no quiso apostar por mí. Siempre estaré en aquella calle en la que una niña me dijo que le gustaba, una niña a la que solo podía ver como niña y que pronto se convirtió en mujer. En la mujer con la que siempre soñé que me casaría y con la que planeé mi luna de miel... y aunque nunca vaya a ir, siempre estaré en Nueva Caledonia con mi princesita. Y siempre estaré en aquel cuarto con aquella que se llevo mi virginidad, y siempre estaré con ella en aquella playa en la que me dejó, esperando a que se durmiera para poder volver a observarla dormida por última vez. Sólo cuando dormía no le tenía miedo. No supe entenderla, no supe decirle la verdad y por eso la perdí, pero nunca se pierde a alguien del todo. Siempre la llevaré dentro de mí, a ella y a todas. 

Ahora sonrío al recordarlas, aunque antes llorará por ellas. Mis únicos tesoros son aquellos recuerdos, y me doy cuenta gracias a esa gran mujer bajita. Y quiero crear nuevos recuerdos, y también es gracias a esta norteña. ¿quieres que creemos recuerdos juntos?

sábado, 19 de septiembre de 2015

Pequeña pero tan grande

Ayer entró un ángel en mi vida. O un demonio. No lo sé. Sólo se que entró como una suave brisa, pero que tiene la fuerza de un huracán. No la conozco. No se quien es. Solo se lo que me dijo con palabras y lo que me dijo sin ellas. No se quien eres. No te conozco, pero sin embargo siento que te conozco de toda la vida. Que llevas toda la vida acompañandome. En parte eres lo que soy, y tambien lo que no soy, lo que nunca me atrevi a ser. 

Es curioso, pero sin conocerte, siento que eres la persona mas fuerte que he conocido, y tambien la más fragil. Eres la persona mas valiente que he conocido, pero cargas con un saco enorme de inseguridades. Eres la persona mas libre que conozco, pero a la vez eres presa de tu pasado. Eres la persona mas madura que he conocido, pero a ratos no eres mas que una niña. Una eterna niña que no quiere crecer en un mundo envejecido por los conformismos de los demas. Igual eres ese soplo de aire fresco que el mundo necesita, que yo necesito. Eres contradiccion pura y dura. ¿Acaso no es asi la vida? Eres la vida misma. Eres mi vida... pero no puedes serlo. No te conozco... siento que eres cura, pero tambien veneno. Me das miedo, pero no puedo dejar de pensar en ti. ¿eres una ninfa? ¿eres mi venus de las pieles? 

Quiero conocer tus defectos. Quiero aprender a quererlos. Es la unica forma que conozco de amar. Es la forma en que quiero amarte. Amarte... ya hablo de amor y ni siquiera te conozco. No se siquiera si volvere a verte, y no siento nada por ti. No ha habido tiempo para ello, pero siento que quiero amarte. Sin juicios, sin prejuicios ni reproches. Solo con sinceridad. Sabes que soy brutalmente sincero, como un cristal. Transparente, pero fragil. Un golpe certero puede romperme. ¿Pero que es la vida sin riesgo? Siempre he sido un cobarde, pero gracias a ti me siento valiente. Como diría el gran Neruda, con poco y nada has mejorado lo peor de mí. 

Es curioso, ¿no? No te conozco de nada, pero ya hablo de ti como si fuera un experto.

Ya pasó otro dia y sigo pensando en tí. Empiezas a ser una obsesión. Fuiste como un sueño, a veces me pregunto si no fue mas que eso. ¿porque alguien como tu iba a compartir un beso con alguien como yo? Se que no pasó nada, pero lo prefiero así. Quise tomarte con todo mi instinto animal, pero mi alma solo queria acariciarte. Besarte fue el golpe que la rompió. Me siento sucio, no quise forzarte a nada, pero todo mi yo queria convertirte en actriz de mis perversas y ocultas pasiones. Hubiera sido divertido pero banal. Aunque fuiste canto de sirena desde el mismo momento que te percibi solo por tu fisico, no es tu cuerpo lo que quiero follarme. Quiero follarme tu alma. Quiero follarme tu mente. Quiero follarme todo tu tú. Quiero entrar dentro de tí, de forma fisica y espiritual. 

Instintivamente no me basta con un beso. Quiero morderte la oreja y lamer tus labios, y tu nariz, y tus mejillas. Y jugar con tu cuello. Y sentir que quieres más que eso. Sentir que quieres llegar mas lejos. Ojala algun día lo sienta. 

Espiritualmente, solo quiero descubrirte. Mirar dentro de tí. Conocerte y aprender de tí. Te he llegado a aconsejar porque a ratos solo eras una niña perdida, pero soy yo el que puede aprender de ti, y no al reves. Tienes 10 años menos que yo, pero tienes muchos mas en experiencia. Y ya me estas enseñando a ser un poco como tu. A ser contradictorio. Desearia haberte penetredo, pero me siento sucio solo por pensarlo. Me resulta obsceno. Me alegro de que no pasará, de que solo te acariciara, de que solo te besara, y a ratos hasta me arrepiento de eso. ¿pero porque arrepentirme? No tiene sentido. ¿y porque no desear tambien algo fisico? Es un bucle

No quiero ser tu amigo. Te lo dije y te lo repito si es que alguna vez lees esto. Puedo y quiero ofrecerte todo lo que el mejor amigo te daría. Puedo y quiero darte cobijo cuando lo necesites, y tambien escucharte cuando solo necesites hablar, o estar a tu lado cuando solo desees compañia. Prometo no juzgarte jamas. Solo apoyarte. Si alguna vez necesitas algo de eso, cuenta conmigo. Pero no me llames amigo. Se las puertas que cierra la amistad y no creo en las puertas.

Solo te he visto dos veces, y ya eres mi pequeña musa. Eres arte. Has sido capaz de que convierta mi manojo de inseguridades y dudas en sentimientos escritos. Incluso puede que seas una diosa, y que en ti un ateo como yo encuentre la fe. Igual eres mi religión, solo que yo aun no lo se. Seguire espectante tu proxima aparicion, tu proximo milagro. Entre tanto pensare en ti como otros oran. Hasta pronto, mi pequeña gran mujer. Hasta siempre, mi sacerdotisa.