sábado, 26 de septiembre de 2015

una noche especial

La volví a ver hace dos días. La pequeña gran chica vino a verme. Me resultó algo confuso. Justo cuando ya empezaba a creer que no la volvería a ver, volvió. Sentí gran alegría solo al verla. Vino acompañada de su amiga, la misma con la que vino la primera vez la ví y la misma a la que ví besar. El asunto cuanto menos se ponía interesante. Abrí la primera cerveza del día. No suelo beber en el trabajo, pero bebí la noche que la besé. Y nada más verla sentí la necesidad de volver a beber. Esperaba que el alcohol despejara mis ideas, o que me diera valentía, o simplemente era por hacer algo. No sé.

Me dispuse a acercarme y les dí dos besos a cada una. Sentí una acogida más cálida por parte de su amiga que por parte de la chica que me interesaba. No le dí importancia. Estaba contento porque la había vuelto a ver y porque sentía que algo podría hablar con ella. Hay que saber apreciar las cosas buenas cuando las tienes y no cuando las pierdes, y cada conversación con ella era una lección para mí.

Estuve un rato sin saber que hacer. Quería acercarme y sentarme con ellas, ¿pero eso no sería colgarme? Además, estaban hablando de sus cosas. Simplemente me limité a esperar que se les acabara la cerveza para que me pidieran más, o que tuviera una simple escusa para hablarles.

La escusa no llegaba y yo me empezaba a desesperar. El tiempo pasaba más despacio. Ellas se habian sentado de tal manera que no podía mirarlas a la cara desde la barra. Igual fue casualidad pero yo sentía que era calculado. ¿estaba intentanto evitarme? No debo tener pensamientos negativos en mi cabeza. ¡Piensa en lo que tienes! ¡Piensa en lo que tienes! Y entonces me dí cuenta. Igual no podría mirarle los ojos, pero podía observarla de verdad, y no en mi imaginación. Era real que estaba aquí y que podía verla, y que escucharía más su voz aunque solo fuera para despedirse. Eso me infundió paz y me hizo sonreir.

Apareció entonces una vecina. Era la madre de la sirena, y venía con su nieta. Recordé entonces que la mujer sirena me dijo que vendría a verme ese día. Tenía ganas de verla pero no ese momento. Quería hablar con ella, pero queria poder dedicarle mis pensamientos y mi atención cuando eso pasará y estando mi sacerdotisa en el bar solo podría pensar en ella. De todos modos era tarde, así que dudaba que ya viniera. Bueno, pasará lo que pasará ya lo afrontaría. No tiene sentido preocuparte por cosas que igual no pasan, porque si no pasan, es sufrimiento en vano.

Abuela y nieta me invitaron a sentarme con ellas, y casualmente, estaba a solo un metro de ella. Podía sentirla y podía oir como hablaba con su amiga, aunque no las escuchaba. Me centre en mis anfitrionas. La niña se puso a jugar y llamó la atención de la clientela, pero a ella le llamaron la atención mis vecinas de mesa. ¡Que bien me caía esa niña! La madre se sinceró conmigo. Me dió las gracias. Decía que desde que su hija habló conmigo sentía que era más feliz. Me abrumó profundamente. Yo solo había hablado con ella 20 minutos. Le fui sincero y le ofrecí mi amistad. Le dije que la ayudaría... pero nada más. No sé, sea como fuere, me alegraba por las dos. Sabía que habían sufrido mucho. Sentí que la madre no podía aun confiar en su hija, y por lo que sabía de su hija, eso le afectaba y además, ya volvía a ser una persona en la que confiar. Había dejado atras la sustancia que le hundió la vida y había vuelto a nacer. Le dije a la madre que simplemente intentara volver a confiar en ella. Que ya se lo merecía y que además lo necesitaba. Que si confiaba en mí, me hicera caso. Me dió las gracias con un beso, se despidió y se fué. 

Volví a la barra y volví a abservar a mi musa. Sentí que algo había cambiado. Ahora, de cuando en cuando, me miraba. Creí, como confirmé más tarde, que me había escuchado. Cotilla. Sonreí por dentro porque sé cuanto se podría malinterpretar lo que había hablado, lo que podrían haber escucgado... Me arme de valor, igual del que me dió la cerveza (ya llevaba un litro) y me acerqué a ellas. Les pedí permiso para sentarme y me lo concedieron. 

Hablabamos durante varias horas. Tengo aquí los recuerdos muy muy confusos, pero tengo también otros muy claros. Me sentía drogado y no era por el alcohol. Recuerdo que vinieron mis amigos pero que no les hice caso. Prefería estar donde estaba. Recuerdo que cada vez que me levantaba para ir al aseo o atender mis quehaceres, aprovechaban para besarse. Me sentía incomodo al volver y varias veces les dije que, con confianza, si querían que me fuera y les diera intimidad, que lo dijeran... pero siempre me decían que no. Que ya tendrían intimidad cuando se fueran. Una vez de hecho ni volví, y ellas me invitaron. Se lo agradezco de corazón, me lo estaba pasando bien.

Sé también que aproveché para conocer a la otra. No es que sea masoca. No quiero a mi musa. Me gustaría quererla y sería muy facil para mí enamorarme, pero solo quiero eso si ella también sintiera algo por mí. Igual debería ver a la otra como una enemiga, o al menos como una rival, pero mi lógica no es lógica. No soy como los demas. Pensé que si no puedo ser yo quien la besa, que necesitaba sentir que quien la besará la iba a cuidar y la iba a valorar tanto como yo... y me quedé tranquilo al descubrir que sí. Se quedaba en buenas manos y en buenos labios. 

Entendí lo que vió en ella. Era una chica muy guapa, muy noble. No tenía un ápice de maldad. Era soñadora, ilusa y feliz. Además, compartían mucho más de lo que yo podría: eran del mismo pueblo, estudiaban en la misma ciudad, tenían muchos recuerdos juntos y compartían intereses y aficiones. Era, como ellas mismas decían, un amor de persona. Fui sincero con ella y quise ser bueno. Alabé lo que ví en ella y le dije muchas cosas buenas y ninguna mentira. Ella además la tenía endiosada. La ponía en un altar. Yo no puedo juzgarla. Yo mismo he dicho que es mi musa, mi sacerdotisa, mi religión y mi diosa, pero yo se que es muy real. En ella sí veía un misticismo distante, como si sintiese que es una utopía. La podría tener a su lado pero la sentía inalcanzable. Me resultó muy curioso.

Intenté también hablar sobre su amiga, sobre mi amiga... pero estaba bastante cerrada. Creo que se sintió incomoda porque le prestará atención a su acompañante. Cuando le decía algo, creo que sentía que era un cumplido. Que alaba a la chica que me robaba los besos y que a ella simplemente le decia cosas por decirlas, por quedar bien. ¡Como si estuviera celosa! Que estupidez... Se que me conoces, pero si supieras lo que pienso y siento verías lo absurdo que es. Soy yo quien quiere besarte y ve como besas a otra, y no al reves... Llegó a exclamar incluso "¿porque no me voy y os casais?"

Quisiera haberle respondido entonces, pero la otra no se lo merecía. Empatizaba mucho con ella. Era algo abvio pues a los dos nos dejaba anonadados y absortos la misma persona. Si no, le hubiera contestado... le habría dicho que su amiga tiene todo lo que le puedo pedir a una mujer. Que era guapa, lista, alegre, buena persona... pero que le faltaba lo más importante. Que no había chispa. Que no me atraía. Que le tenía mucho cariño... pero ya. Me dolió esa pregunta, la verdad. Es una locura, pero si "mi" chica me dijera de casarme aquí y ahora, aceptaría. Nunca he estado tan seguro de nada como de esto: si ambos nos comprometieramos seríamos invencibles y si construyeramos juntos un sentimiento sería indestructible. Sé que es una locura, que es absurdo y no tiene sentido... ¿pero y qué? Sería una locura muy bonita. 

Cuando se fueron reflexioné. Sabía que a mi venus había algo que le dolía mucho. Sentí como una relación anterior la había destrozado por dentro y que aun sufría hemorragia interna. Me dolió mucho. Me duele porque aunque no la conozca ya me importa. Se que tiene un corazón roto y una mente libre. Y menos mal que es así. Si fuera al reves, sería una necia. La estupidez no se puede curar, pero un corazón roto sí. Es dificil, duele, y debes querer curarte. Primero quema, después va cicatrizando, y una vez curado, aunque pase mucho tiempo, siempre podrás sentir la cicatriz al acariciarlo con los dedos. Es algo que será parte de tí el resto de tu vida. 

También reflexioné sobre su relación. Había envidiado a la chica que besaba. Ella la amaba locamente, pero creo que el sentimiento no era recíproco. Sentí que mi ninfa se sentía muy a gusto a su lado, que la hacía sentir bien. Que era buena persona y que compartía mucho con ella, pero que aunque quisiera, no sentía. No se sí le contó algo sobre nuestro encuentro, pero me daba a mí que no. Creo que seguía con ella aun sabiendo que su amiga creía que tenían una relación y que ella insistia en que no en parte porque no le quería hacer daño. Sabía que no era justo, pero el amor no es justo. Sentí lastima entonces por la persona que antes había envidiado.

Sentí tambien que mi hada se sentía destructiva, que había dañado a todas las personas que quería y que la querían. No puedo entender por mucho que lo imagine como debe ser ver caer a quien quieres en la droga. Ni tampoco puedo entender por mucho que lo imagine como debe sentirse esa persona al salir y ver el daño que ha hecho y que se hecho. Debe ser mucho más duro de lo que me imagino, por muy duro que me lo imagine. Si a eso le sumas que te ha traicionado la persona que más has querido y con quien más sincero has sido, yo creo que no tenía ganas ni de vivir... Pero ella sí, y la admiro tremendamente por ello. Es lógico que tenga sus momentos de dolor, de duda, de no ser ella misma... pero es fuerte y se mantiene firme. Creo que en parte su compromiso con las causas justas y sociales vienen de ahí, de intentar reparar el daño que hizo sin querer. Aunque creo que es solo en parte, que ella siempre ha sentido la necesidad de dar sin esperar recibir nada a cambio, aunque esto igual haya potenciado esa manera tan especial suya que tiene de ser.

Creo que los cambios de su vida le van a venir muy bien. Le va a venir bien salir de su pueblo, conocer gente nueva en la universidad. Volver a ser una desconocida para mucha gente e ir poco a poco sintiendo como descubren la persona entrañable que es. Solo hará falta que la conozcan un poco. Creo que la va a ayudar a cerrar etapas pasadas e ir sintiendose la chica que es de verdad. 

Igual todo esto son imaginaciones mias, igual me gustaría que así fuera para sentir que tengo una oportunidad porque soy algo nuevo y porque siento que su corazón solo esta ocupado por alguien a quien desea expulsar. Incluso igual no hay nadie, solo un gran dolor o un gran vacío que le da miedo llenar... pero si estoy en lo cierto, espero poder ayudarla a ser feliz. Me conformo con ello. Le debo mucho. Me encantaría que fuera feliz conmigo, pero me interesa más que simplemente sea feliz.

Mi dulce niña, aprende de nuevo a ser feliz :)

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