miércoles, 30 de septiembre de 2015

Soledad

Ayer sentí que hoy sería un día importante, y hoy mi musa ha vuelto. Si la última vez vino con su amiga, hoy traía 3. Me dió rabia porque tendría menos oportunidades de hablar con ella. No podía sentarme en la mesa y colgarme. Bueno, al menos ha venido. Me quedo con eso. Ya sé que no me está esquivando.

Me hubiera gustado darles un abrazo de bienvenida a las dos que conocía, pero no me pareció apropiado por las otras dos. Así que solo las atendí y me quedé en la barra. Intenté colocarme de forma que pudiera verla y me abrí mi primera cerveza del día.

La verdad es que estaba muy bonita hoy. No sé, siempre lo está. Pero hoy había algo más. Y la noté triste. Igual era eso, que la tristeza me parece bella. La conocía de cerca aunque intentaba rehuirla si podía, aunque también sé que en el pasado hay veces que creo que la he buscado. No sé, no soy un tipo muy lógico a veces. Además, yo también me sentía triste. Había escrito unas horas antes sobre la única relación seria que había tenido en mi vida. Lo hice porque necesitaba hacerlo, necesitaba expulsar de una vez lo que llevaba dentro. Necesitaba vomitarlo, aunque fuera 8 años tarde. Sé que en cierto modo siempre la querré, a ella y a todas las que en su día amé. Hoy todas son un poquito de mí. Cada experiencia y sentimiento suma, y también te hace ser en parte como eres.

Hoy además sí sentí que se alegraba de verme. Me sentí incomodo y opté por salir fuera a fumar... y ella vino conmigo. Me encantó. Hablé con ella con naturalidad y la abracé... y fuí abrazado. Ahora sonrío mientras escribo y lo recuerdo. Más tarde vino su amiga, y creo que esta vez fui demasiado duro con ella. Fui grosero. Lo siento por ella, no se porque lo hice. ¿la estaba boikoteando? no creo. Creo que fue solo que me pilló en mal momento, pero sé que no debería haberlo hecho.

Me puse un poco triste porque me había metido donde no me llamaban, así que esta vez, como hacía antes, huí y volví al tajo. Mantuve las formas y las distancias, me disculpe ante su amiga y volví a mi rol de camarero.

Llegó el momento de pagar y me puse un poquito más triste al sentir que se iban. Casí no había podido hablar con ella. Y esta dosis de ella no me saciaba... pero mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que todas se iban menos mi venus. Ahora toda la tristeza era felicidad. No recuerdo regalo alguno que me haya hecho mas ilusión.

Me senté y hablé con ella.  Me dijo que ella también quería quedarse un ratito a solas conmigo. No pude sino sonreir... pero pronto noté su tristeza de nuevo. Me gustaría haberla abrazado, o haberle dicho algo para consolarla, pero con lo que yo hablo, por una vez me quede mudo. No me salía las palabras. Me dijo también que se sintió especial cuando estuvo conmigo, pero que ahora ve que lo hago con todas... Creo que perdí hasta el aliento al escucharlo... ¿con todas? Sentí que no tenía ni puta idea... pensé: si supiera lo que pienso no diría eso. Si supiera lo que siento no diría esto... y entonces caí. En un arrebato le dije que si quería saber de verdad como fué ese día para mí, y al decirme que sí, cargué en mi movil este blog y busqué la primera entrada en la que hablaba de ella. Le dejé mi movil y esperé a que lo leyera. Yo solo la observaba... Estaba tan guapa. Parecía tan tranquila... pero cada vez que cambiaba de gesto se me paraba el pulso. Si sonreía, me relajaba. Si se ponía seria, me dolía todo por dentro. Me sentí completamente desnudo. Al terminar no parecía que quisiera huir, pero hubiera matado por saber que pensaba. Hubiera matado por saber que sentía, pero no lo dijo. Se dió cuenta de la hora y me dijo que se tenía que ir. Insistí en que se quedara, sin éxito.

Y sin más, se fue. No se si la he espantado o realmente se tenía que ir, pero se fué. Y yo me quede desnudo... y solo. Nunca me he sentido más solo

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