El viento era frío y húmedo. El gélido aire acariciaba mi rosto con aspereza.
Casi lo arañaba. La calle estaba desolada, marchita. Desierta. Ni un
alma la recorría. Ni un ser vivía en ella. Era ya tarde cuando volví a
casa. El calor del hogar me esperaba, pero no era el calor que yo me
esperaba.
Su semblante era serio y su rostro de piedra.
Estaba enfadada otra vez y no sé porque, sabía que yo volvía a ser la
razón. "Tenemos que hablar", dijo. Y mientras me contaba todos sus problemas,
intentando hacerme creer que eran de los dos, yo no podía dejar de
imaginar como serían sus adentros, cuanto mediría su intestino. Que
pasaría si cogía un cuchillo, rajaba su vientre y lo descubría allí mismo. Así era ella, capaz de enamorarme y que quisiera matarla al mismo tiempo. En aquel momento terminó su alegato. "No tienes tiempo para mí. Parece que no me escuchas cuando te hablo. Siento que soy la única que lucha por esta relación. Parece que nada te importara."
"Pues claro que hay cosas que me importan. Me importa la tranquilidad. Me importa llegar a casa y poder descansar. Me importa poder evadirme de mis problemas. Me importa que mi hogar sea mi rincón donde poder esconderme y encontrar la paz. Lo que no me importan son tus problemas. Tus mierdas. Que estés siempre contandome que esto no te gusta, que te va mal por tal u otra cosa. Todos esos problemas que te inventas, que realmente no existen. Porque te gusta complicarte la vida sin necesidad. Porque quieres sentirte mártir perennemente. Porque piensas que si tu vida es una tragicomedia eres una persona más interesante, mas importante."
Eso fue lo que pensé, pero no fue lo que le dije. Mis rastreras palabras fueron: "¡Claro que me importas! ¡y claro que me importa la relación! Siento haberte hecho sentir así y te pido perdon. Te quiero"
Sé que soy un cobarde, y puede que también sea un mentiroso. O no. No todo lo que le dije fue mentira. Es cierto que la quiero, y precisamente por eso no soy capaz de decirle lo que pienso. No soy capaz de decirle lo que siento. Porque si lo hago, creo que la perdería.
Apaciguada la tempestad de mi casa, me fui a la cama. Así murió la noche. Mañana será otro día. Otro día igual, otro día despiadado. Otro día en el que nada se soluciona y las cosas se siguen acumulando. Otro día más de esta triste y monótona vida. Otro día más de esta relación que me absorbe. Otro día más de tragarme mi orgullo y fingir ser quien no soy. Otro día más de frío bajo el sol. Otro día más en el que solo encontraré paz y felicidad en el momento en que me vaya a dormir.
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